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sábado, 27 de noviembre de 2010

HABIA UNA VEZ...

Por: Sony.

La fuerte luz del monitor contrasta con la oscuridad de la habitación, van a ser las 2 de la madrugada y desde que me senté a tratar de escribir a ver que salía, esta vez no he podido detenerme, será porque los recuerdos que voy volcando son los que me sucedieron y no me los contaron o porque simple y llanamente hoy estoy inspirado, uhmm no creo mucho en eso de la inspiración. Creo que el trabajo continuo y el habito es lo que te permite crear, pero en fin son solo cosas dentro de mi cabeza que están dando vueltas y no se deciden a salir en forma de palabras, palabras en un primer momento para ir convirtiéndose lentamente o muchas veces rápido como ahora en una historia.

Creo que esta historia debería comenzar como los cuentos que nos solían contar nuestros padres cuando aun estábamos pequeños para poder irnos a dormir tranquilos, así que comenzaremos así....

Había una vez... hace mucho mucho tiempo, un país muy muy lejano, del que todos hablaban y al que todos querían ir, un país que decían los que sabían o tal vez no sabían nada pero hablaban, que era un país tan rico, pero tan rico, que allí casi casi encontrábamos el dinero tirado.

A estas alturas supongo querido amig@ ya sabrá de que país estamos hablando verdad?

Voy a ir haciendo un repaso y contándoles que fue lo que me sucedió y lo más probable a usted también.

Salí de mi querido Perú por una agencia de viaje que se suponía no nos iba a jugar una mala pasada, no? Además como iba a ser posible si era una empresa nikkei, jajaja GRAVE ERROR verdad? Esa empresa honrada y honorable termino trayéndonos por estos lares con la ya tristemente famosa TECHNICAL TRAINING, se acordó ya? Pues si aun no lo recuerda lo ayudo un poquito. Era una visa que solo duraba 6 meses y que pasado ese tiempo teníamos que regresar al país de origen, ósea nuestro Perú. Qué año era lo recuerda? Inicios del 89.

Llegamos a esta isla algunos asustados, otros tristes, otros más medio borrachos de tanto tomar en el avión, pero todos con algo en común creo, y eran las ganas de juntar el dinero del que tanto hablaban y pasado un tiempo prudencial, regresarnos, felices y contentos.

Ya pasaron más de 20 años y aun no regreso, será que me estoy tardando un poquito, no?

Pero vayamos por partes. Recién llegaditos y nos subieron a una camioneta tipo combi de Perú, todos mirando por las ventanas a ver qué tal era el país del que tanto se decía. Lo único que se veía eran autos a nuestro alrededor y mucha lluvia porque ese día estaba lloviendo a cantaros, por lo menos eso era nuevo, nunca había visto tanta agua caer del cielo como ese día.

Después de un buen rato y esto significa más de 3 horas, nos hicieron bajar, y entramos a una especie de edificios, con varios cuartos, mas tarde me enteraría que el lugar donde nos dejaron se llamaba Mooka y estaba en la prefectura de Tochigi.

El tipo que nos trajo nos dejo a cada uno en los cuartos que nos tocaba, obviamente éramos varios por cuartos y terminado de ubicarnos a cada uno se fue. Nosotros ingenuamente estábamos esperando que volviera al día siguiente, pues todos querían comprar cosas y salir por allí, pero nadie tenía yenes. Todos, toditos tenían dólares. Y todos pensábamos que en la esquina podíamos cambiar nuestros dólares como en Perú.

Nuestro querido desconocido no volvió al día siguiente, ni al subsiguiente, se apareció casi una semana después y tan fresco como si nada hubiera ocurrido. Felizmente yo traía 10,000 yenes, fue lo que una tía japonesa que vive en Okinawa nos dejo como propina. Gracias a Dios!, pues con eso pudimos hacer nuestra olla común. Desde el té. Ese que no se si todos pero yo si traía, pues mi querida y precavida mama mando poner dentro de la maleta. Y esa también esa es otra historia, pues nos mandaban como para la guerra, había de todo, hasta papel higiénico, jajaja.

Eran otros tiempos definitivamente. Ahora todo el mundo está concentrado con sus celulares, sus iPhones, pero antes nada de nada. Para llamar por teléfono teníamos que ir a la cabina de teléfono INTERNACIONAL, porque no podía ser local, INTERNACIONAL, y si no habías comprado tu tarjeta de teléfono, allí dentro de la cabina estaba la maquinita en la cual metiendo 10,000 yenes conseguías tu tan ansiado pasaje para poder por al menos un momento estar más cerca de las personas que amabas y extrañabas horrores. Y cuando digo poco tiempo era realmente poco tiempo, pues las llamadas constaban un huevo. Y eso que teníamos que esperas hasta después de las 11 de la noche, pues a esa hora la tarifa de llamada era más barata. Allí en esa cabina, semana tras semana encontrábamos a la gente haciendo su cola, así lloviera la gente se congregaba y es que allí podíamos encontrar a gente que hablaba nuestro mismo idioma y eso ya era motivo de alegría....

Seguimos en la siguiente entrega les parece?, pues ya se habrán aburrido, y lo que es peor más tarde tengo que trabajar y ya me dio las 3.