Por Sony
Son las 10 y 05 de la noche, hora en la que inicio esta mi ultima entrada del año y la verdad no estoy muy seguro que es lo que terminara saliendo, o lo que es peor, como?
Solo tengo la misma convicción desde que iniciamos esta aventura de escribir, y es la de expresar lo que sentimos, vemos, conocemos o nos contaron. Hoy a pocos minutos del final de un año mas, tengo una amalgama de sentimientos y recuerdos, de este año que para mi, fue meteórico. Muchas cosas sucedieron en mi vida, como supongo también sucedió en las de cada uno de ustedes, pero si tuviera que elegir que fue lo mas resaltante, sin lugar a dudas seria mi viaje a Perú después de tantos años, que despertó en mi muchos sentimientos y me permitió reencontrarme y constatar, que la amistad no sabe de tiempo ni distancia.
Otra de las cosas resultantes de este viaje fue también, el darme cuenta que siempre es necesario volver a tu país, pues es como volver a respirar y sentir algo que sin darte cuenta habías olvidado, que es sentirte "nacional" y no extranjero, con todo lo grande que eso significa. Probablemente esa haya sido la principal razón por la que después de mi regreso, se me hizo tan complicado volver a escribir, pues esta relación que tenemos esta basada, principalmente en la honestidad.
Tratare con todas mis fuerzas que esto siga siendo así, y espero de corazón queridos amigos que este 2013 sea mucho mejor en todo sentido y puedan cumplir los sueños que tengan, y que esos sueños se conviertan en realidad. Pues esa es la ultima de las cosas que me dejo mi viaje, y es que siempre debes tener tus sueños y no renunciar a ellos.
PD. Me olvidaba decirles, que este es el ultimo post de Sony, pues a estas alturas ya son muchas las personas que saben quien esta detrás de Sony. Así que desde el próximo espero poder seguir contando con ustedes.
Atte.
Jose Luis Miyashiro
Feliz Año Nuevo y un abrazo para todos.
lunes, 31 de diciembre de 2012
viernes, 28 de diciembre de 2012
Carta abierta a la mujer que amo.
Por Sony
Que el tiempo pasa muy rápido o muy lento, es solo una cuestión de percepción, de eso qué duda cabe, pues los momentos más felices, se nos pasan volando, y los otros en cambio, se hacen tan pesados que parecen que los minutos fueran horas y las horas días.
Que el tiempo pasa muy rápido o muy lento, es solo una cuestión de percepción, de eso qué duda cabe, pues los momentos más felices, se nos pasan volando, y los otros en cambio, se hacen tan pesados que parecen que los minutos fueran horas y las horas días.
Es, en ese sentido
que puedo afirmar que estos 20 años a tu lado fueron definitivamente
maravillosos, pues aún no creo que los estemos cumpliendo. Volver atrás la
mirada es encontrarme contigo nuevamente gracias a esa "coincidencia"
de amiga común, llamada Rosa, quien fue la persona que permitió que nuestras
vidas se cruzaran, conocernos y
finalmente tomar el mismo rumbo. Un largo camino que decidimos emprender
juntos, que hicimos uno al lado del otro. Dicen que recordar es volver a vivir,
y lo que vuelvo a vivir son momentos increíbles. Como increíble que la pareja por la que los amigos no daban
ni un mes de plazo (por la historia poco constante en mis relaciones), este
cumpliendo 20 años de matrimonio. En este camino que decidimos emprender, no
todo fue color de rosa, como en toda relación, pero ¿sabes qué? Que esas
dificultades, nos permitieron crecer juntos y lo más importante, salimos
adelante.
Han sido 20 años
maravillosos, que han pasado en un abrir y cerrar de ojos como todo lo que nos
hace feliz, me doy cuenta del tiempo transcurrido cuando veo lo mejor que tenemos juntos, que son nuestros maravillosos hijos .
Dicen poéticamente que uno va por el mundo hasta encontrar su otra mitad, yo
cuando te vi, no eras la mitad de nada, eras la mujer completa que andaba
buscando, y espero yo también haber dado la talla.
En ti encontré lo
que siempre busqué, no solo la mujer, también la amiga, la confidente, la cómplice,
la socia para diseñar el negocio, la persona que estuvo a mi lado cuando
mis fuerzas flaqueaban, la loca que seguía mis locuras, o la voz de la razón
cuando el ímpetu no dejaba tiempo a la reflexión.
Estas cortas líneas
son solo para expresar el gran amor que te tengo, y solo decir gracias, gracias
por estar a mi lado, por soportar mis errores, soportar mis manías, soportar
todo de mí.
Han sido 20 años increíblemente
hermosos, que estoy seguro, son solo el inicio, de este amor que aun tiene
mucho camino por recorrer, andar como siempre uno al lado del otro, hasta que
esta maravillosa experiencia que se llama vivir se nos termine.
Te amo
jueves, 27 de diciembre de 2012
Anecdotas de amigos
Por Sony
Hace poco, en el lugar donde estoy trabajando y del cual ya les comenté hace un tiempo atrás nos encontrábamos en la hora del descanso del medio día cuando entre conversación y bromas, surgieron dos anécdotas que mis compañeros Miguel y Jackson contaron, y como todas las anécdotas que nos suceden cuando llegamos a Japón nos llenó de risas y carcajadas.
Hace poco, en el lugar donde estoy trabajando y del cual ya les comenté hace un tiempo atrás nos encontrábamos en la hora del descanso del medio día cuando entre conversación y bromas, surgieron dos anécdotas que mis compañeros Miguel y Jackson contaron, y como todas las anécdotas que nos suceden cuando llegamos a Japón nos llenó de risas y carcajadas.
Sin más preámbulo,
tratare de graficarles lo mejor posible, lo que con tanto ímpetu y
ganas, lo oí de los protagonistas.
Miguel el numero
tres, nos contaba (supongo que imaginaran que existen otros dos en mi fabrica,
y si, así es. Miguel cabeza y Miguel "hay que
rico").
Pues bien, que
apenas tenía 3 meses de estar trabajando aquí en Japón, cuando
llegó su hermana de Perú y él se moría de ganas por
ir a visitarla. Menudo problema, pues no sabía bien el idioma, y por el
poco tiempo en estas tierras, no se manejaba bien, para trasladarse de un lugar
a otro. Corrían los años 90, otros tiempos que muchos aún recordamos.
Mi amigo se aventuro en tratar de ir desde la estación de Hon
Atsugi, hasta la estación de Ohira shita, en Tochigi. Si bien no sabía
cómo haría, cogió el último sueldo integro (más o menos 400 mil yenes)
y pensó que si llegaba a perderse, al
menos podría regresarse en taxi.
Subió al tren
nervioso, pero decidido, y luego de un buen tiempo transcurrido llego
a su destino.
Cuando ya estaban
anunciando el nombre de la estación a la que él se dirigía
se percató, que era el único que se levantaba de su asiento, y lo que
más le inquietó, fue ver también que era el único que
se bajaba del tren, pero lo peor de todo era que
la estación estaba en medio de la nada.
No había
absolutamente nada en los alrededores, pensó en pedir ayuda a los encargados de
la estación pero esta estación era tan pequeña, que ni
encargados habían, en el lugar de la salida, solo estaba una caja pequeña
donde colocar los boletos.
Aun extrañado y
sin saber qué hacer, trato de buscar ayuda por los alrededores, que por cierto parecía
un pueblo fantasma, pues no había gente por ahí, hasta que pasó una señora, la
cual mi amigo Miguel abordó, pidiéndole ayuda de la siguiente manera:
- Basu , basu
doko? (donde hay bus?)
- Nai, nai. (Le
contesto la gentil señora)
Miguel no se dio
por vencido y volvió a la carga.
- Tacshi, tacshi.
A lo que la gentil
señora, le entendió gracias a Dios y lo llevo caminando hasta llegar a lo que sería
un paradero según su deducción, en el lugar había un asiento de bus, un botón
puesto en un poste, y en la parte superior de este un parlante, tipo megáfono.
Ella le dijo
varias palabras que no comprendía, pero entre ellas el entendió
"push", "push”, y ella señalaba el botón.
Lo hizo, temeroso,
y escucho una voz que empezó a hablarle en japonés, y mi amigo
me cuenta el roche que tuvo cuando, mirando al parlante por el cual se oía la
voz, no le quedo más remedio que decir: nihongo wakaranai (no se japonés),
"Te juro que me sentía estúpido estar hablándole
al parlante, y encima decirle que no sabía lo que me decía, pero parece que del
otro lado me entendieron pues al poco rato apareció un taxi. Luego de muchas búsquedas,
logramos llegar a mi destino y después de mucha espera en la puerta, (pues mi
hermana había salido a pasear) pude verla”
La siguiente
historia, como les comenté líneas arriba es de nuestro amigo Jackson, el recién
había llegado de República Dominicana, y su esposa que ya tenía más tiempo en
estas tierras le propuso dar un paseo para que conociera más y esto fue lo que sucedió...
“Mi señora me dice:
-vamos a pasear en densha.
- Y que e eso
mija?
- Pasear en tren
amor.
Y así hicimos,
salimos y llegamos a una estación que no recuerdo como se llamaba, y estábamos
parados a que llegara el tren. Apenas llego, yo me monto en el, había mucha
gente subiendo, y aquí viene lo bueno, que se cierra la puerta y mi mujer que
no llega a subir. No te imaginas hermano la desesperación en ese momento, la
mujer tenía todo el dinero y lo que es peor, yo sin saber hablar nada de nada
de japonés. Lo siguiente fue como de película, yo desesperado dentro del tren y
ella corriendo afuera, al lado del tren diciéndome que bajara en la siguiente estación.
Pues eso hice,
bajé en la estación siguiente, (más adelante me enteraría que la estación se
llamaba Shinjuku).
Y ahí me quede
esperando a que llegara el siguiente tren, y el siguiente y el siguiente y mi
mujer nada de llegar.
Dios mío, esa
estación sí que es grande!, parece más grande que el aeropuerto de mi país !
Me decidí en ir a
preguntar a uno de los tipos que estaban ahí uniformados, me acerco y le
pregunto:
-Do you speak english?
Y el japonés que
me dice y me hace señas con las manos que no entiende el inglés. Y en esas me
encontraba cuando no sé cómo oigo por los parlantes mi nombre, Jackson san.
Y yo le empiezo a
decir al japonés y haciendo señas con mis manos:
Jackson san yo,
Jackson san soy yo! Ya estaba desesperado cuando de pronto me entendió, el
japonés tomo un teléfono y estuvo hablando un buen rato, hasta que cortó y
empezó a decirme no se qué cosas, lo único que entendí por lo que el japonés
señalaba, era que debía bajar unas escaleras , luego subir otras por otro pasaje,
y eso intente hacer...
Pero nada, de nada, más perdido y sin saber qué hacer , volví
donde el japonés y este se habrá compadecido de mi, o de mi cara, pues,
gentilmente me acompaño. Bajamos las escaleras señaladas, avanzamos por un
pasaje, doblamos no recuerdo cuantas veces, volvimos a subir, hasta que
llegamos, donde debías llegar, y ahí por fin el alma me vino al cuerpo. Veo a
mi mujer que viene corriendo a mí, con lágrimas en los ojos, y nos dimos tal
abrazo y más de un beso, que la gente que pasaba se nos quedaba mirando.
¿Sabes cuánto
tiempo había pasado desde que nos separamos?
3 horas hermano. Y
yo le pregunte a mi mujer que porque lloraba, y ella que me dice:
Qué le iba a decir
a tu familia, que a las dos semanas te me perdiste... Ese paseo sí que fue
inolvidable!
Suscribirse a:
Entradas (Atom)