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domingo, 11 de marzo de 2012

UN AÑO DESPUES…

Por: Shigueru Sakuda
En mi memoria como si de recuerdos imborrables se tratara, persisten los momentos del terremoto y posterior tsunami que azoto el Japón en la zona de Tohoku que lo viví llegando a trabajar a la fabrica entre llantos de las mujeres y la preocupación por los familiares ya que las líneas telefónicas colapsaron.
Pero fue al llegar a casa y ver las imágenes del tsunami que comprendí la terrible magnitud de lo acontecido y pegado al televisor viendo incrédulo como el mar se devoraba la tierra, a la vez que incontables replicas nos mantenían asustados y preocupados de lo que podría pasar.
Vendría después el problema de la planta nuclear de Fukushima y con ello la prensa extranjera que nos inundaban de noticias sobre un posible apocalipsis, momentos de mucha incertidumbre y que motivo un éxodo grande de extranjeros, en inmigraciones me contaba de largas colas que originaban peleas a puño limpio para sacar el re-entre y poderse ir.
Y entre tanta preocupación y sin entender todo lo que se decía en la televisión japonesa, la comunidad hispano hablante encontramos en la red social facebook el medio para poder comunicarnos y ayudarnos, entre mis contactos: Roberto nos informaba de las replicas, Nancy traducía los flashes informativos de la Tv. Japonesa, Rosamaría que compartía las noticias que encontraba y con muy buena ética, en twitter comenzaba a seguir a Takeshi Taniguchi periodista japonés quien siempre tenía novedades y las twiteaba en español y algo impensable seguía a físicos nucleares quienes comentaban sobre lo que sucedía en la planta averiada y así es como nos ayudamos a sobrellevar una situación que de otro modo sería impensable.
Dentro de estos momentos hubo comentarios tan dignos de resaltar como la de Angie quien contaba que en el aeropuerto trato de ayudar a cuanta persona fuera posible sin saber el idioma de aquella persona,  a veces alcanzando una necesaria botella de agua y que al día siguiente la llenaban de emoción al agradecerle el gesto, otra amiga escribía cualquier cosa del terremoto y de inmediato la llenaban de comentarios de solidaridad y compañerismo para afrontar el momento.
Y con tiendas semi vacías por la el desabastecimiento, largas colas para conseguir gasolina, negocios funcionando a media luz, constantes replicas y con los cortes programados de energía eléctrica, cada vez más gente se unía a está gran red con valiosa información que por un lado ya nos mantenía tranquilos pero por otro lado regresaban compatriotas al Perú con noticias falsas sobre una radiación que se extendía y encontraba cabida en los periódicos peruanos por lo que los familiares se ponían muy preocupados por los que nos quedábamos en estas islas.
También es necesario comentar que así como muchas personas trataban de ayudar brindando información de igual manera habían quienes  preguntaban de todo, quizás por el nerviosismo del momento, si escribías los enlaces de los horarios de cortes de electricidad te preguntaban a qué hora iban a cortar en su casa para que uno lo busque y se los diga, igual te mandaban mensajes preguntando sobre las diversas teorías estrafalarias que comenzaban a pulular, lo que motivaba un colapso entre quienes ayudaban.
Por lo que una lección que queda, es que hace falta una red que agrupe a toda la comunidad para casos de desastres naturales y que este dirigida por personas que soporten la presión de la misma comunidad, hace poco un medio publicaba los pronósticos de la prensa japonesa sobre un posible gran terremoto en Tokio y había un comentario que preguntaba: si podrían ser más exactos con la información (¡). No sé si está red será posible pero sí sé, es que si se da tiene que ser de esta forma.
“El terremoto no nos cambio la vida pero si nos cambio la percepción que teníamos sobre Japón y sus habitantes” me contaba Rosemery y es que antes del  sismo teníamos la imagen de lo fríos que son y que aquí solo se venía a trabajar y no “vivimos” ahora que los admiramos por su deber cívico tan elogiado en todo el mundo, los entendemos y comprendemos mejor. Seguimos las largas jornadas de trabajo pero hasta para ir a trabajar lo vemos de un modo distinto.
Hoy  leo a personas agradeciendo los comentarios de solidaridad y compañerismos de los amigos al cumplirse un año del terremoto.
P.D. Hay mucha más para comentar y que se publicó en su debido momento  y que lo encontraran en este blog, solo he querido escribir mi vivencia personal como de seguro usted también la tendrá y agradezco todos los mensajes de aliento que me ayudaron a pasar aquello y que nunca olvidaré.







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