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miércoles, 2 de marzo de 2011

POR APURADO

POR IVAN BALLON CARRANZA

Ya cuando llegaba a la oficina llevaba 3 minutos de retraso. Como ustedes saben yo soy extremadamente puntual. La reunión empezaría a las 9:00 en punto y yo había ahorrado suficientes y extremadas ganas de mear. Solo pensaba en lo hermoso que sería llegar a la oficina y correr al servicio, pero ya era tarde. El terror se apoderó de mí haciendo que mi vejiga adopte proporciones no naturales casi Jurásicas...y yo que me meaba. Pedí ayuda a la providencia, en ese momento me hice musulmán, budista, ortodoxo, cristiano y hasta católico. No sé de dónde me salían las oraciones fluidas, casi las exclamaba, las recitaba y hasta miraba al cielo mientras rezaba.

Yo ya había cruzado las piernas para contribuir un poquito con los músculos que controlan los esfínteres, hacía puño, juntaba los dientes y hacía cualquier cosa con tal de no mearme.
Pase por frente de un reloj que me indicaba que si no me apuraba me iba a joder y a mojar.
Por fin divisé el letrerito de "Servicios Higiénicos"...aún me sentía católico y más cristiano que nunca. Tumbé la puerta de entrada y entre sin mirar a ningún lado, no reparé en letreros ni señales, solo quería mear !!
Entré a los individuales porque pensé que debería aprovechar la oportunidad de agradecer a Dios estando parado mientras era católico, no importa mirando al techo, con la mano izquierda ocupada sosteniendo el miembro y la mano derecha contra la pared.
Aaaahhhh Que Aliviooooo.
Ya me parecía raro que ese individual huela a flores, con tapa de inodoro, limpio y sin olor a úrea, había incluso un depositario al lado derecho y el color de las maderas en alto que dividen los individuales me indicaba que me había metido a los servicios higiénicos de mujeres.
Aaaayyyyyy.
Lo peor de todo fue que al mirar hacia abajo, veía lo que había en el individual del costado porque eran de aquellos cuyas paredes no llegan hasta el piso y podía distinguir los zapatos con taco de alguna otra cristiana que seguro estaba agradeciendo a Dios, pero sentada.. Ella vio mis zapatos de hombre y titubeó algo asustada:
- eehhh  mmm "¿Tiene Hora?" como para salir de sus dudas.
- No so pendeja !!...grité, tosí fuerte e inmediatamente cambié la voz 50 tonos más altos para disimular y hablé como con vocecita de marica escandalosa y sin remedio: "No querida".
No sabía qué hacer, solo pensaba en terminar y escapar sin ser visto. Además mi mano izquierda estaba ocupada, si la levantaba para ver la hora, a lo mejor me mojaba la cara. Junté los pies y me paré encima del inodoro para que nadie adivinara que entré en territorio ajeno por apurado.

Para colmo de males, entraron más mujeres al baño y quedé atrapado. Naturalmente que se pusieron a hablar y a contar tonterías interminables. Es increíble saber de los temas que hablan las mujeres. Empiezan de lo caro que es la vida (o sea Economía), luego se desvián al tema gordura y dietas (o sea su Religión), de los niños y otros chismes (o sea Política) y por último empiezan a hablar de hombres, de lo malos, infieles, brutos, sucios, injustos que son. Algunas frases captadas: “Pero qué se hace hija, hay que aguantarlos”, “No nos queda otra”, “Estoy segura que me engaña”, “Ya le he dicho que le cuente de lo nuestro a su mujer”, “Me dejó por un hombre”.
Empezaron a tocarme la puerta.
Con la misma vocecita tuve que decirles que busquen otro baño porque me iba a demorar mucho porque estaba con cólicos y dolor de cabeza por todo el cuerpo. Así empeoré mi situación.
Todas ellas me ofrecieron todo lo que llevaban en la cartera: pastillas, toallas, paños, pañuelos, tampones, cajitas, etc. Murmuraron llamar a una ambulancia.
Que terrible, que bochorno. Felizmente la vecina del individual vecino, terminó sus necesidades y de agradecer a Dios y salió lentamente dejando un olor que mejor no lo describo por respeto.
Solo pienso que me dieron ganas de decirle “Oye, cuando comas rata, córtale la cola y la uñitas”.
Una por una iban entrando y yo reconocía quienes eran...por la voz naturalmente.
Cada una entraba oliendo a “Channel No 5”, “Gio”, “Eau du Paris” y salían oliendo a camello con fiebre.
Cuando al fin ya no sentí voces y estuve totalmente solo, salí corriendo del individual. Salí de los servicios higiénicos y caminé despacio. 3 segundos más tarde llegaron unos enfermeros con máscaras anti-gases y con una camilla dispuestos a salvar a la pobre mujer con cólicos.
Uuuffff del bochorno del que me salvé.

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