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domingo, 2 de enero de 2011

2011, EN EL AÑO DEL CONEJO PARA NO DESHUMANIZARNOS

Imagen: Noticiero Digital.com
Por: Yván Ramírez Rodríguez

¿El año del conejo?...¿Y lo adoran como si fuera un Dios?, nos preguntan desde el otro lado del mundo y al filo de la llegada de este nuevo año. "Sí, es parte de la naturaleza y como habrán leído, el conejo representa a la longevidad y simboliza la bondad y sensibilidad", respondemos. "Pero nosotros como extranjeros y viviendo muchísimos años, hemos venido elaborando nuestra propia interpretación más allá de provenir de una familia católica. Tenemos casi una tesis de cómo orientar nuestras vidas en este año nuevo", les reafirmo.
 
-¿Me está diciendo usted de que ahora por estar en Japón se han vuelto ateo como ellos?... ¡No entiendo!...¿El dinero los ha cambiado acaso? ¿Cual es su tesis?, me preguntan incisivamente. Estoy ante un auditorio de internautas, y a través del vídeo-conferencia es que dialogamos. Son jóvenes  a punto de graduarse de periodistas y están ávidos de saber de este país y de sus creencias y costumbres en año nuevo y es necesario ser claros con ellos. 
 
"En primer lugar y respondo empezando por lo último, Japón como ya se ha dicho y ahora lo reafirmo, no es el lugar donde se puede ganar dinero en abundancia. Y no es que seamos "millonarios" que nos camuflamos de pobres y gustamos emplear este tipo de lenguaje para ocultar nuestra riqueza, no . Ni tampoco vivimos aquí gozando de toda la tecnología  que se divulga al mundo entero dentro de nuestra casa. Tampoco es así, y porque el altísimo costo de vida impone sus reglas para cada quién.
Sin embargo y esta es la tesis. La otra riqueza que hemos encontrado y que tiene el mismo o más valor que el propio dinero, es la cultura de este país. Y dentro de ella, está su religión sintotista que como saben, tiene por Dios a toda la naturaleza, y por lo tanto, en el transcurso del tiempo le corresponde a cada animal encarnarlo irradiando sus poderes para que los humanos seamos buenos guardianes de ellos mismos y vivamos entre nosotros en paz y armonía. Esto explica entonces el porqué Japón es hoy él único país en el planeta dentro del grupo de las potencias mundiales, que más ayuda aporta para preservar la naturaleza donando muchísimo dinero para este fin en una infinidad de proyectos diversos. Hay que preguntarnos entonces ¿está bien que este país continue con esta política? La respuesta es afirmativa. Es un sí tanto en mí como en ustedes con toda seguridad. Aquí en Japón es imposible ver un animal vagabundo muriéndose en la calle. Peor, presenciar a alguien talar arboles indiscriminadamente en una montaña, ó, lavar una herramienta de trabajo en el mar. Y miren lo que les voy a contar a propósito de esto último, que cae por su propio peso a partir de nuestra experiencia en esos primeros años de nuestra llegada. Les dije sobre el hecho de lavar una herramienta de trabajo en el mar. Sí, sucedió una vez cuando empezando en el trabajo de pulido de pisos. Trabajábamos dentro de una inmensa fábrica cerca al mar y la jornada había terminado. Llego la hora de lavar las herramientas y como el lavadero quedaba muy lejos, y estando ya a oscuras, se me ocurrió llevarlo mejor al costado de donde se encontraba nuestro carro de trabajo, pensando en nuevamente lavarlo en casa por el problema de la sal. Cerca a unos metros, había una inmensa muralla de tetra potas (bloques de concreto), que era la frontera con el mar y por donde de día, la gente llegaba a pescar. A esa hora, no había nadie y entonces estaba trasladando en un balde los badilejos y cepillo metálico  cuando el jefe me vio y me llamó la atención: ¡NO PUEDES LAVAR ALLÍ PORQUE ENVENENARÁS EL AGUA Y LOS PECES SE MORIRÁN! , me dijo y no tuve más que
caminar veinte minutos para terminar la jornada y regresar. Era un invierno y el frío era terrible como ahora. Pero la exigencia y enfado del jefe me pareció ridículo  e insignificante en un primer momento."Ni que por mi culpa  se van a morir todos los peces del mar", se me cruzó por la mente rabiando un poco. Pero luego, reflexioné y comprendí de que estaba en su razón, y porque todo partía principalmente de su criterio religioso sintoista. Ya regresando me puse a pensar de cómo seria el mundo si todos pensaran como los japoneses, igual como mi jefe, y también, pensando de cómo esas otras potencias envenenan indiscriminadamente el mar con sus industrias y experimentos de carácter bélico y nadie les dice nada. Y más aún, esos representantes o presidentillos de esos países dicen tener un dios. Dicen ser creyentes en un dios, pero sus actos lo reprueban y condenan y señalan, eso sí, como verdaderos herejes sin dios, ni sensibilidad, ni nada en favor de defender el mundo . Esto es casi un testimonio pero aleccionante para decir hora de que este año del conejo aquí en Japón significa mucho para nosotros. Con esa llamada de atención de mi jefe de trabajo que les relaté, dí ese gran salto para comprender rápidamente la riqueza de esta cultura y esa necesidad y esa obligación que tenemos de valorarla y de incorporarla a nuestras vidas. La sensibilidad humana y la bondad lo sentimos, lo vemos en nuestra vida cotidiana aquí en toda su pureza y eso esta bien, y quisiéramos que dure por siempre. Aunque les parezca mentira, el conejo tiene una simbología que se traduce y se ve en la realidad", les recalco. 
 
-¿Y ustedes también van a los templos a pedir deseos al conejo?, preguntan.
"Bueno, tengo que acompañar a mi esposa y toda la familia ...es la tradición religiosa de ellos".
 -¿Y yo le puedo pedir un deseo al conejo en su año desde aquí?, dice Juliana que ahora practica en una televisora de Lima como reportera.
 

"Por supuesto que sí", invitamos.
 
-¡Quiero conocer Japón algún día para ver cómo se adora y respeta la naturaleza y para no deshumanizarnos, y también, para ver a los conejos vestidos de kimono!, responde y el auditorio se suma al pedido y termina nuestro diálogo. Y es que otro amigo desde Australia, nos hace una llamada de invitación para ingresar y conversar. Está en línea esperándome, y nuestros amigos en el otro lado del mundo, en Lima, más que satisfechos con nuestra explicación en este año del conejo. Juliana tiene razón cuando dice: " para no deshumanizarnos". De eso se trata también.
 
"Hasta cualquier momento amigos y disfruten el verano sin botar la basura en la playa" ,les digo y ahora sí  nos vamos a Australia donde ya es año nuevo.




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