Translate

sábado, 1 de enero de 2011

Mi compañero Fiel

Por: Teru
Me considero un fumador compulsivo, desde que tengo memoria siempre he fumado. Los primeros años de mi vida lo hice pasivamente dentro del núcleo familiar, recuerdo que mis Padres fumaban delante de todos sus hijos desde el alba hasta el anochecer, a los 12 años comencé a fumar como cualquier adulto adicto a este vicio difícilmente de dejar. Lo digo así porque en verdad he tenido fallidas experiencias para dejar este diminuto agente demoniaco que ha dejado a millones de personas huérfanas, viudas y otras con perdidas emocionales por ver partir a un ser querido. 
Recuerdo mis primeras bocanadas de humo arriba en la copa de un árbol cerca de mi casa, asustados todos los presentes para que no nos vieran las personas mayores, tratábamos de no hacer mucha bulla y tratábamos de no toser cuando golpeábamos el cigarrillo, recuerdo esas risadas y esas burlas casi casi en silencio para no delatarnos cuando nos parecía gracioso si uno de nosotros se atoraba y trataba de no hacer escándalo, todos nos creíamos adultos, recuerdo que nos sentíamos importantes, y así durante todas las noches en las vacaciones de verano, subíamos a aquel árbol que fue testigo de ver a unos niños entre 9 a 13 años entrar a ese mundo que difícilmente uno puede escapar una vez dentro.
Hoy me arrepiento de esas noches de verano, me acostumbre a tener a este enemigo como amigo, mi compañero fiel en las buenas y en las malas, el que me acompaña en las noches de insomnio, el que está siempre conmigo en las horas de descanso y sin él no me siento descansar, que necedad Dios mío.
Sé que poco a poco me está consumiendo, este habito de prender un cigarrillo, golpearlo, botar el humo y apagarlo es una mecánica inconsciente inmutable, para romper este hábito requiere de mucho sacrificio, pienso, por otro lado una vez leí que el primer adicto a la nicotina es el cerebro y este juega con todas sus armas para que el individuo caiga otra vez en estas garras venenosas para saciar su necesidad.
Hoy me pongo a pensar sobre cuánto dinero he gastado en cigarrillos; tendría en estos momentos ¿Una casa? ¿Un departamento? ¿Un auto nuevo? Claro tendría quizás una casa o un auto nuevo que mi compañero fiel me lo ha impedido comprar o mejor dicho que yo mismo he gastado por consumirlo y aún no saco la cuenta en las enfermedades que me ocasionará mañana más adelante por las consecuencias del consumo del tabaco, ahora que estoy sano entre comillas no sumo ni escarmiento ni está en mis planes hacer esos gastos que es más que probable.
Espero tener las fuerzas necesarias para poder dejar este aditivo vicio que comenzó dentro del seno familiar cuando mis padres fumaban delante de nosotros o que comenzó como un juego de niños arriba de un árbol. Aconsejo a los padres fumadores a no hacerlo delante de ellos, quizás tengan el mismo futuro.
Un abrazo para Ustedes
Teru

      
  
      
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario