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jueves, 2 de diciembre de 2010

HOY ES SOLO UN DIA MAS


Por Mimi Lou Mei.

Hoy es solo un día más.  Un día tal como ayer, como el día anterior; un día más en el que tengo que batallar conmigo misma para sentirme “casi normal.”  No recuerdo a ciencia cierta cuando empezó todo este proceso, pero estoy segura que con el correr del tiempo ha empeorado progresivamente.  Y no logro entender porque.  No es la primera vez que todos estos sentimientos negativos, estúpidos y sin sentido forman parte de mi realidad.  Ya en el pasado he tenido episodios similares, y siempre, de alguna forma, lograba encontrar un balance, un punto de equilibrio en el que si no lograba sentirme bien del todo, al menos me sentía lo suficientemente fuerte como para poder actuar normal frente a los demás.  Y es que todo esto que siento no tiene justificación.  Mi vida no es peor que la de nadie.  Tengo un trabajo que me permite mantenerme, una familia que me quiere y se preocupa por mí, amigos que están allí para darme la mano.  Pero ¿de qué sirve todo eso si a las finales, sin importar cuanta gente me rodee, sigo con esta sensación de soledad, de vacío que no se llena con nada?  Olvídate de todo, me digo a mi misma.  Lee un rato, o mira televisión.  Piensa que ya mañana será un día nuevo y todo será mejor.  Y si no lo es, al menos evita pensar en eso… si, esa es la respuesta, perderme en un libro y escapar de esta realidad que solo me causa pesadumbre y tristeza infinita…

Hoy es un nuevo día, pero aún sigue siendo solo un día más.  Un día como ayer, como el anterior, como cada maldito día de mi vida en el que esta rabia irreprimible se apodera de mí y me provoca pelearme con el mundo entero.  Mi mejor amiga me llamo para ir al cine y le dije que estaba muy ocupada para salir.  ¿Para qué voy a salir si con este estado de ánimo no soy buena compañía para nadie?  Estoy demasiado cansada para seguir fingiendo que todo está bien.  Es mejor quedarme en casa y así no necesito sonreír cuando lo que en realidad quiero es gritar y coger a puñetazos al primer idiota que se cruza en mi camino… es mejor quedarme en casa y así nadie se da cuenta que toda esta ira mal contenida no tienen origen alguno y sin embargo son parte de mi diario vivir.

Hoy es un nuevo día, pero creo que esta vez no es solo un día más.  Mi esposo bromeaba acerca de algo, y sin saber porque me enfade con él y le grite.  Yo misma me asombre de dicha reacción.  Luego, mientras trabajaba tuve un cliente extremadamente difícil.  Me dio un ataque de ira que me hizo temblar incontrolablemente, y cuando se fue de la tienda, se me empezaron a caer las lágrimas.  No las pude controlar por mucho que trataba.  Todo esto que me ocurre es horrible y vergonzoso.  Ya ni siquiera puedo fingir frente a los demás…   Es como si mi cerebro se moviese en una dirección y mis reacciones en la dirección opuesta.  ¿Qué es lo que está pasando conmigo, Dios mío?  ¿Sera tal vez que esto que siento no es normal y tengo problemas mentales?  ¿Me estaré volviendo “loca”?  En mis momentos más oscuros siento que quisiera acabar con todo.  Quisiera poder irme a dormir y no despertar más.  ¿Es esa la respuesta, mi Dios?

No se cuantos días han pasado ya… no controlo lo que siento, mis pensamientos  son siempre negativos, tristes, oscuros y sin sentido.  He perdido interés  en amigos y familiares.  Me avergüenzo de mi misma, de ser tan débil de carácter y no poder controlar todo esto.  Mis amigas me dicen que tengo que “sacudirme” y retomar control de mi misma.  Me dicen que tengo que ponerme “fuerte” y volver a la normalidad… ya quisiera yo poder hacerlo.   Tal vez soy más débil de lo que pensé… o peor aún, de repente me estoy volviendo loca… Siento que así como estoy soy solo una carga para los demás.  He perdido interés en todo.  No siento alegría ni felicidad.  Paso por esta vida existiendo, pero sin conseguir vivir a plenitud.  Quisiera poder irme lejos, desaparecer y dejar de molestar a todos los que se preocupan por mí.  Se que sus vidas serian más fáciles si yo no estuviese más… y sin embargo soy tan egoísta que no lo puedo hacer.  Aun cuando quisiera desaparecer, también le tengo miedo a la soledad total…

Hoy es un nuevo día, un día diferente, un día mejor.  Finalmente acepte que necesitaba pedir ayuda profesional.  Pensé que si estaba perdiendo la razón, lo mejor sería acudir a médicos especializados que me ayudasen a controlar mis reacciones.  Aun si no lograba controlar mis emociones, cuando menos quería ayuda para controlar mis reacciones y así no causar problemas a los que viven a mi alrededor.  Pensé que ellos no tenían la culpa de nada, y aun a pesar de la vergüenza que ello me causaba, aceptar que necesitaba ayuda para controlarme a mí misma y así dejar de molestarle la vida a los demás.  Y la gran sorpresa fue que esto que me pasaba era normal… eran simples síntomas de una enfermedad llamada depresión.  Me han dado medicamentos, me han explicado el proceso de la enfermedad y me han hecho comprender que al igual que la diabetes, la presión alta, o la colesterol, la depresión es una enfermedad física que no la puedo controlar simplemente poniéndome “fuerte” como me decían.  Hoy empiezo a tomar mis medicamentos, hoy es un nuevo día, un día mejor.  Hoy veo la luz al otro lado del túnel, una luz que pensaba no existía ya para mí.

Ha pasado ya más de un año desde que empecé a tomar mis medicamentos para la depresión.  En todo este tiempo he investigado acerca de la enfermedad y sus síntomas.  Hoy comprendo que todo lo que sentía, que mis reacciones inesperadas, mi falta de control sobre mi misma, eran simplemente parte de un imbalancequímico en el cerebro.  Al igual que la colesterol, dicho imbalancequímico no se puede controlar simplemente deseando que se vaya.  Es cierto que podemos controlar lo que comemos y ciertas comidas ayudan a restaurar el balance químico, pero en muchos casos, no es suficiente con los remedios caseros y necesitamos medicinas.  Hoy también entiendo que todos esos sentimientos de culpabilidad que sentía y de vergüenza por lo que sentía, eran un síntoma más de mi depresión.  Y hoy finalmente he decidido que si mis experiencias pueden ayudar a alguien que pasa por lo que yo pase en determinado momento, vale la pena escribir acerca de ellas y publicarlas.  Espero pues que quienes lean estas líneas y se identifiquen con ellas, puedan entender que la respuesta es tan sencilla como el ir al médico y tomar medicinas.  No hay necesidad de sufrir en silencio, sentirse incomprendido o avergonzado.  La depresión es una enfermedad más, y como la mayoría de enfermedades crónicas, tienen solución.

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