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martes, 21 de diciembre de 2010

Mi viaje por la Ciudad Blanca

Catedral de Arequipa

Por: Papi06

Luego de un largo y exhausto ciclo en la universidad, me invitaron a pasar una semana en la provincia de Arequipa o más conocida como la ciudad blanca. Al principio dudé en viajar, ya que pensaba como cualquier ignorante, que no conocía para nada dicha provincia que era como la mayor parte de la sierra. Un lugar en el cual solo ves campos, quizás algunos edificios u hoteles que sobresalen y un sitio donde abundara el aburrimiento. Y me pregunté si acaso en ese lugar podría relajarme y a la vez divertirme. Bueno pero ante toda esa duda, decidí viajar teniendo el mismo concepto de Arequipa. Al aterrizar el avión en el aeropuerto Rodríguez Ballón, sentí un clima distinto, un aire con poca o quizás nada de humedad; un paisaje extraordinario, pero que cada vez se asemejaba más al concepto que tuve antes de viajar. Al subirme al carro de mi amigo y pasear por las calles de la ciudad, solo me quedó taparme la boca y tragarme todo ese mal concepto que tuve, ya que lo que vi fue una ciudad tan hermosa y moderna que jamás había visto en otra provincia. Sin querer emplear la exageración, en Arequipa se encontraban centros comerciales inmensos parecidos a los de Lima, casas realmente espectaculares y distritos que sin mentir eran iguales de hermosas que los mejores distritos de Lima. Al día siguiente de mi llegada a Arequipa fuimos a un punto de encuentro universitario en donde luego de acabar clases se juntan para conversar y beber. En ese lugar nos encontramos con un ex compañero de la universidad que por motivos personales tuvo que regresarse a Arequipa. Juan nuestro ex compañero de la universidad nos presento uno por uno a cada uno sus amigos presentes. Solo basto un saludo para que luego de tres horas bebiendo seamos todos amigos, la verdad que los arequipeños se abrieron totalmente con nosotros y ya éramos parte de esa familia. La calidez y simpatía de cada arequipeño era muy especial, en ningún otro lado del mundo observaras a tantas personas que apenas te vieran te aceptaran como sus amigos. A partir de ese día siempre nos llamaban para salir y conocer Arequipa. Nos llevaron al “centro”, lugar en donde se encuentran todas las discotecas en el cual destacan el “Fórum” y “Qochamama”. Conocimos también clubes con una buena infraestructura y sobre todo cada “hueco” en donde beber y divertirse. Lo bueno era que la ciudad es tan pequeña que la mayoría de los que residen ahí se conocen entre sí. Por lo tanto, a cada lugar que íbamos hacíamos más y más amigos. Una de las cosas que más me sorprendió fue que la mayoría de las personas eran de clase media para arriba, gente de piel blanca y fina de raza europea. Era increíble que cada segundo que pasaba en Arequipa mi concepto que llevaba de esa ciudad cada vez giraba en un Angulo de 360 grados. Era totalmente lo contrario de lo que me imaginé. Ya de regreso a Lima, me sentí muy feliz de haber tomado la decisión de viajar a esta hermosa ciudad y sobre todo de que haya logrado lo que quise, el cual era divertirme y relajarme al mismo tiempo. Agradezco a cada arequipeño que conocí por haberme tratado de muy buena manera y solo me queda recomendarles que visiten Arequipa por sus hermosos lugares turísticos y por su encantadora gente. 

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