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viernes, 3 de diciembre de 2010

UNA "AGACHADA DE CABEZA" Y UN OHAYOU GOZAIMASU (BUENOS DIAS)...

Por: KIMIKO
Entre miradas recelosas y cuchicheos (me sonaba así) era nuestro saludo cada mañana. Como suponen, todos mis vecinos eran japoneses. Éramos los primeros extranjeros (gaijin) en el vecindario, nos observábamos mutuamente; no parecían muy contentos con nuestra llegada. Quizá, presentían que era el principio de "nuestra gran invasión"...yo, me limitaba a sonreírles constantemente (no podía hacer mas) apenas si sabía cuatro frases, probablemente mal habladas. Desconfiábamos los unos de los otros, me movía cautelosamente, necesitaba conocer "el terreno”, por primera vez, necesitaba que ellos nos aceptaran; debían ver que éramos buenas personas y trataríamos de respetar sus costumbres...que no éramos ni malos ni escandalosos  ni ladrones (para ellos, los extranjeros tenemos esas tendencias) ni sucios ni salvajes (solían ver documentales sobre nuestro país, la vida de nuestros indígenas) ...uff tremenda misión! respetarlos y ganarnos su respeto...Los vecinos de la primera casa, eran una pareja de ancianos jubilados; tenían un solo hijo que los visitaba esporádicamente, en realidad muy esporádicamente…Como es costumbre en este país...sólo en vacaciones; porque la fuente de sus ingresos los suele llevar lejos de los padres. Los latinos, somos distintos en ése sentido; diría que mas amorosos y arraigados...me gusta ser latina. La señora que era enorme, siempre estaba en su balcón con una gran paleta de bambú (después las hicieron de plástico); golpeando alfombras y futones...plaplapla! El marido que era pequeño y delgado, pasaba el día en el huerto; cuidando cebollitas y nabos...Al cabo de un tiempo pude saborearlos jeje (una mañana, encontré un atado de nabos y cebollitas a la entrada de mi casa).
Los de la segunda casa, eran una pareja más joven con dos hijas adolescentes. La mujer, tenía un aspecto totalmente descuidado, casi sin dientes, jamás se peinaba y acumulaba de todo a la entrada de su casa. Después de darle muchísimas vueltas, llegué a la conclusión, de que ella; sufría de una profunda depresión. Llegué a preguntarme, si sus hijas se avergonzarían de ella...eran altas, delgadas y muy guapas...siempre bien arregladas. Al marido, parecía no importarle; tal vez, sólo tal vez...porque sufría de estrabismo (virolo).  Las dos enfermeras, ocupaban la tercera casa de la izquierda; quien les habla… Maliciosamente hacía conjeturas...sobre si serían pareja (lesbianas), ambas trabajaban en el hospital Kasugadai (ése era un hospital malísimo, por eso cerró).Tiempo después, la bajita de cabello corto...se casó. Mi prematura conjetura, se fue al tacho jejeje.  A continuación, estaba la señora que parecía menopáusica; vendía cosméticos (era la única que andaba maquillada diariamente, se marcaba las cejas de forma tal; que parecía mala) vivía con su marido que ni fu ni fa y una hija que vestía súper extravagante para ser del ojo (japonesa) fue ella, la cara de mala; quien me hizo mi primer facial, cremas y masajes (tratamiento de belleza) y…Totalmente gratis!!!   A su lado, estaba la casa de una mujer cuarentona que bebía como un cosaco; vivía con su único hijo. Era un joven bozodoku (motero al estilo japonés) pobre! a él lo miraban mucho mas "feo" que a mi jajajaja después descubrí el porqué .En ése entonces, habían muchísimos de "esta especie"....escandalosos, agresivos y abusivos; andaban en grupos de acuerdo a la zona. RATATATATATABUUMBUUMBUUM...tubos de escape demoledores de oídos y nervios, nadie en su sano juicio se les "cruzaba"; porque era molido a golpes junto a su vehículo. Hasta los polis les temían ya que ellos se les enfrentaban y como la mayoría eran menores de edad, no querían causarles daño físico por temor a los problemas legales que eso podía acarrearles. Estos chicos, no usaban cascos y vestían de un modo característico. Sus motos estaban acicaladas con respaldares cada respaldar más largo que el otro...siempre buscando un motivo para sacar cadenas y bates de beisbol. Gracias a Dios, ya no se les ve mucho y tampoco se les oye .Una vez, hubo un asustador enfrentamiento en la playa de estacionamiento del kaikan (centro deportivo); entre casi treinta de ellos y un grupito de chicos peruanos y brasileros. Fue aterrador! como en las pelis americanas de moteros, de esos que usan solo Harley Davidson. Los habían cercado ,habían rodeado el kaikan y nuestros chicos al centro...ellos manejaban en círculo, haciendo rugir sus motos amenazadoramente...ratatatataratatatata!!. Hasta que…Una parejita de brasileros se envalentonó y…Empezó a meter golpes (la chica de 14 años también era bravísima y repartía como uno más) se armó la grande!, diez contra treinta...después, al comprender que no podían con tantos; se dispersaron y echaron a correr. Los persiguieron por medio Aikawa y fue justamente este vecinito, quien intervino como mediador ante el sempai (líder); logrando el perdón (por "atreverse" a enfrentarlos) y también la ansiada paz.
Los dueños de la mejor casa… con el jardín mas grande, la que colindaba con la mía; eran de otro nivel socio económico y cultural. El dueño de casa era un tipo elegante y refinado, prácticamente residía en Londres (Inglaterra) una conocida firma del parque automotriz lo había enviado como gerente general y sólo regresaba para año nuevo, es decir...una vez al año. Ellas me hicieron sentir muy afortunada...les debo muchísimo, sobre todo a la madre (mi tocaya) y a la hija mayor...digo ellas porque a él, ni su propia familia lo veía. La madre era dulce, paciente y muy buena; profesora de ikebana (arreglos florales) la hija mayor, conducía un Fair lady rojo despampanante; ella solía viajar al extranjero y dominaba el ingles. Fue la primera japonesa con la que logré entenderme pero...en ingles…y no es que el mío fuera muy fluido, pero la necesidad a veces…te hace soltar la lengua jajaja. Increíblemente hoy; mi japonés es más fluido .Ella me ayudó a buscar mi primer dentista (odontólogo jeje) me llevó en su carrazo. Con la madre, fue otra historia...entre mi diccionario, gestos y sonrisas y... ella con su gran paciencia y ganas de ayudarme, nos hicimos "grandes amigas". Trataba de cuidar de mí, me enseñaba japonés y aleccionaba en sus costumbres (ella me "civilizó" y reeducó jeje)..."Nos" abrimos las puertas de nuestras respectivas casas y corazones. Aún nos queremos, cuando nos encontramos; la abrazo y apachurro sin piedad (de la alegría, siempre se me sube la presión jajaja) y... sin soltarnos las manos, nos preguntamos por las novedades y por cada miembro de nuestras respectivas familias. Siempre, se nos humedecen los ojos…Al despedirnos. Que Dios bendiga a esa compasiva y generosa familia.

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